La Naturaleza del Feliz Renacer

Por: JUAN PABLO ZÚÑIGA MORIANO

Un rayo de sol se asoma por tu piel, oyes aves de colores que cantan dulcemente en tus oídos, tus sueños cierran la puerta de la imaginación; despiertas y te dices: “hoy es un nuevo día, un nuevo comienzo, hoy me siento más vivo y fuerte.” ¿Acaso un nuevo día no es, de alguna manera, un renacer? Es decir una nueva oportunidad de superación, de conexión con tus sueños más preciados.

Un renacer que a veces es muy complejo, porque el infierno se convierte en tu residencia y tu amante inoportuna es la soledad, duros son los días y noches y tu exánime al lado del camino.

Entonces conviene pensar, según sostiene el Budismo tibetano, que la vida no es continua que constantemente se muere y renace durante todo el tiempo.

En esta “única” vida siempre vamos mejorando, aprendemos cierta lección, así obtenemos un renacimiento más avanzado, aprendemos de la mano con nuestras experiencias. Si es cierta la teoría de la reencarnación (una forma del renacimiento) fuimos afortunados de reencarnar en una vida humana, eso hay que valorarlo en todo momento, tal vez no sea fácil volver a obtenerla.

Muchos somos neófitos acerca del renacer, pensamos, creemos y aseguramos diversas teorías acerca de este tema; los alcances que tenemos a veces no son suficientes para entenderlo. La idea planteada líneas arriba es ideal porque nos ayuda a superar las cosas.

Millones de sonrisas aun aguardan por ti, no decaigas ante la adversidad el secreto del fénix te ayudará. La naturaleza del feliz renacer es bailar en el sol y ser un narciso de corazón.