domingo

La humanidad no es del todo poderosa


Liria Alfaro Quispe
Hoy en día la tecnología está inquietando, nuestras pautas sociales, culturales, económicas y políticas, es decir toda nuestra vida humana. Estos avances científicos deben ser una trasformación, pero no una trasformación con autoritarismo y coerción, sino con visones promisorias.
Si bien es cierto, ir en busca de un futuro promisorio, implica una serie de cambios y transformaciones, la humanidad ha contribuido a que estos cambios se den a pasos agigantados e inimaginables, como la revolución cibernética, que mediante la utilización de satélites, han puesto de relieve los problemas que plantean a las libertades individuales y de las naciones. Tanto el internet y otras expresiones de la telemática, han cambiado la realidad del espacio y tiempo de nuestros desplazamientos físicos.
La tecnología se ha apoderado de nuestra vida, día a día nos estamos volviendo dependientes de ella, ya no podemos vivir sin internet, sin ver nuestro e-mail, es por ello que  los jóvenes ya no se relacionan tanto con el mundo real, ahora están más en el mundo digital.  La interacción está dejando de ser física para convertirse en virtual.
Es increíble darse cuenta de la tremenda mutación de la sociedad, con la presencia de las nuevas tecnologías, hasta el punto que muchas personas piensan que el ojo de Dios está siendo reemplazado por el ojo de la humanidad, es decir, por el ojo de las nuevas tecnologías.
Este tema también preocupa al vaticano, el Papa Benedicto XVI,  quién ha advertido que la tecnología nunca podrá reemplazar a Dios, el hombre ha tenido y tiene el deseo de ser como Dios, de obtener la grandeza de Dios, por sus propios medios, la humanidad ha logrado tantas cosas, como por ejemplo, ver y hablar con otras personas, que están en lugares lejanos, pero así como los avances tecnológicos han mejorado la vida del hombre, también han aumentado las posibilidades malévolas, reflejadas en   los recientes desastres naturales  que van en aumento, y la causa de todo esto, es la propia mano del hombre, por la creación de sus nuevas tecnologías, que alteran el proceso espontaneo de nuestra tierra.