miércoles

Crónica - UN DÍA EN LA UNIVERSIDAD

Al despertar, como todas las mañanas, estoy ansioso. Desayuno algo, apurado para llegar temprano a la universidad. Son cuarto para las siete. Ya en el paradero subo al microbús que está muy lleno, entre apretones y empujones. Junto a mi hay muchos estudiantes universitarios, muchos de ellos provienen de provincias y hasta vienen de otros departamentos. Todos, jóvenes que anhelan alcanzar una profesión que dignifique a sus familias y le dé un sentido a sus vidas.

Una vez dentro de la universidad, me siento muy contento. Miro hacia atrás y veo más estudiantes ingresando, algunos corriendo desesperadamente, otros con mucha tranquilidad como si el tiempo los esperara. Las puertas de las aulas se cierran a las siete en punto, aunque hay docentes que permiten que el alumno ingrese por voluntad propia; voluntad que se manifiesta en la responsabilidad y la predisposición del estudiante de aprender y adquirir nuevos conocimientos que contribuyan a su formación profesional.

Ya son más de las siete de la mañana y veo al profesor acompañado de dos estudiantes, al parecer, esperando a sus alumnos, cuando debería pasar lo contrario. Es irónico ver esta escena. Estudiantes que llegan tarde, algunos ni se aparecen en clases; pero también hay docentes que llegan tarde, y otros ni se molestan en venir. Una vez en clases, el docente diserta. No todos toman interés, son pocos los que desean aprender ¿Luego nosotros nos quejamos que el docente no enseña? Sin embargo, durante mi vida universitaria vi que son pocos los profesores que enseñan con determinación y entrega, mientras que otros lo hacen por cumplir sus horas. Así van transcurriendo las horas en las aulas de la universidad.

También se puede observar escenas en las que se intercambian conocimientos, sentimientos e insatisfacciones si se reprueba algún curso. La universidad es una pequeña sociedad en la cual convergen estudiantes, docentes y otros grupos. En ella también se impulsa la investigación, la tecnología y la formación social y política, aunque en este último campo, ciertos grupos de profesores crean pequeños círculos a través de los cuales manejan a los estudiantes que son miembros de instancias de gobierno universitario, para satisfacer sus intereses. No estoy de acuerdo con estos hechos porque denigran  a la universidad.

Con la lluvia mojándome, me retiro de la universidad. Hay muchos trabajos por hacer y conocimientos que aprender, pero sigo pensando en la escena que vi: el profesor esperando a sus alumnos.

Por Hemerson Silva Berrio

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