miércoles

Crónica - EL PABELLÓN "CH"

"Lunes, clases de Redacción a las 7:00. Son las 6:50: ya no llego, salí como alma que lleva el diablo y creo que ni me lave la cara, pero ni te apures carro, que ya me cerraron la puerta. Ves Perayoc-city y son las 7:30 ni modo… "¡Eh! Bien, no vino el profe, qué suerte…"

Esto tal vez suene a una típica mañana antoniana ¿verdad?, pero ¿a quién no, alguna vez, se le han pegado las sábanas y ha sido presa de su osito de peluche? Por ende ya no llegó a clases.

Y claro que el día recién comienza a las 9:00 que hay clases de Constitución y a las 11:00, clases de Teoría con la profe Concha, pero ni desayuno he tomado, así que iré por un juguito de papaya en el kiosco más cercano. Es ahí cuando mis compañeritos, abandonados por el docente, proponen un mejor desayuno y no exactamente al pabellón de Medicina, sino al pabellón “CH” el que está ubicado en Av. Los Incas. Sí, “CH” de CHupas, CHelas, CHicha, CHicas y el rico CHilcano.

“Unas aguas en ausencia del profesor”, dice alguien por ahí y alguien más contesta "¡Vao a chupar!" la mayoría se apuntó, me incluí, porque no había nada más que hacer y sino “¡Que amarilla!”(que risa por las cosas que uno se deja llevar cuando es "cachimbo").


Salimos de la tricentenaria casa de estudios con rumbo, para mí aún desconocido. Los expertos hacían listas de posibles lugares, mientras nuestra masita humana aumentaba. Llegamos a un extraño lugarcito, me imaginaba algo así, pero eran recién las 8:00 y el ambiente estaba muy cargado de olor a cigarro, muy reciente y aún no éramos nosotros. Olvidaba que este lugar probablemente cerró hace 1 ó 2 horas, igual la clientela los aclama.

Era comprensible pues los chicos SENATI, creo que también llegaron tarde a clase. La tradicional “chanchita” me quitó una galleta integral con miel y me dio a cambio un cuarto de vaso de vino dulcete con sabor extraño que de sólo olerlo ya estaba mareada. La conversación se puso amena, los conocedores plantearon sus jueguitos de vasitos preguntones que hacían confesar a los compañeros cosas que ni imaginábamos, y así ¡oh! sorpresa ya son las 10:00 creo que ya perdimos la clase de Constitución, y las historias se ponen más interesantes.

¿Otra jarra? “¡Miércoles!” ya me quedé sin propina, no importa. Con tal que sigan con la confesión de intimidades y chismes a montón… y quién diría entre medios vasos y vasos llenos, mis acompañantes ya estaban graciositos, es más ya todos se conocían, apreciaban y querían mucho. 

Me di cuenta que cuando llegaban a ese estado, olvidaban la austeridad que limita a todo estudiante universitario y se abarrotaban de jarras de vino, ron, etc. Todas pagadas a cuenta propia. ¡Waoo! ¿3 jarras? ¡Pero si sólo fui al baño! que, valga la aclaración, era una porquería. 

¡Rayos! son las 11:30 y ya perdimos también las clases de Teoría, además mis queridos compañeros y yo ya no estamos en condiciones de ir a clases; pero estuvo divertida la confraternización de Código. Después de todo, no recuerdo hace cuánto no me reía tanto, me sirvió de terapia anti estrés para estas últimas semanas de clases. Incluso nos hicimos un rincón y entre expertos bailarines y otros improvisados como yo, nos atrevimos a echarle la bailadita de rigor, cuando debería de estar concentrada, aprendiendo el Modelo de Laswell; ¡qué vergüenza!, pero en estos lugares quien nos va a criticar, si todos estamos en la misma condición, ¿con que moral?.

Bueno ya me divertí y antes de que me pase algo, porque estos se están poniendo raros… me voy, además es la 1:00, en media hora en mi casita y justo para el almuerzo de mamá, sólo espero que no se entere dónde tome desayuno, o peor aún: qué tome de desayuno.

Por Luciana Torres Caballero.

2 comentarios:

  1. asuu esta chevere el articulo... felicitaciones compañeros

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  2. felicitaciones por la investigacion realizada, ya era hora que el cusco se enterara

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