Opinión - CARNAVALES EN LA UNSAAC

Febrero es el mes de los carnavales, una costumbre que trasciende desde hace mucho tiempo. Nuestra primera casa de estudios, la UNSAAC, no es ajena a dicha tradición. Este mes, para los universitarios, es  divertido y entretenido.

Grupos de jóvenes salen de las distintas facultades en busca de carcajadas, haciendo palomilladas o simplemente “pasándola bien” como todos los años, y este no es excepción. Se puede observar y sentir la efervescencia juvenil de los antonianos, más aun cuando el temporal se hace cómplice para pasar buenos y divertidos momentos entre amigos con total regocijo.

Sin embargo, mirar desde lejos cuando los grupos de muchachos universitarios ponen en práctica el juego de los carnavales, tomando como victimas a jóvenes universitarias puede ser divertido para muchos pero no para todos.

Fuera de ser observadores, pasamos a ser víctimas, lo cual no es tan divertido como mirar desde lejos. En realidad, no es nada divertido. Al menos para las jóvenes es bastante incómodo y fastidioso encontrarse de pronto con un grupo de muchachos con un cargamento de globos, por ejemplo cuando se está apurada o quizás se tiene que presentar algún trabajo o, peor aún, cuando te programaron examen y tienes que desviar tu camino para llegar a tiempo. Pero la situación desmejora cuando los carnavaleros te rodean, y te mojan de pies a cabeza, perjudicando tu salud e integridad.

Fui víctima muchas veces de este tipo de escenas, por lo cual considero que febrero, mes de carnavales, es una tradición muy atractiva y divertida, sin negarme a ser partícipe de sus festejos y juegos. Pienso que la práctica de esta costumbre debe ser moderada, sin sobrepasar límites, siempre manteniendo los márgenes de respeto.

Por Anita Nohelia Cáceres