SER O NO SER… ADICTO

POR: Karina Achiri

Sucede a menudo, cuando por las mañanas salimos de la cama y lo primero que hacemos es tomar una taza de café para poder despertarnos; o en la tarde, después del almuerzo, tomamos un vaso de gaseosa acompañado de un programa muy gracioso al cual no quitamos los ojos, ni nos levantamos del asiento por el hecho de ver nuestra televisión prendida y peor aún, si durante esas noches frías tan típicas en el Cusco, prendemos un cigarrillo para calentarnos ¿no está ahí la adicción?.

Cuando escuchamos hablar de adicción lo primero que se nos viene a la cabeza, es que esta enfermedad ocurre a personas que han consumido cocaína, marihuana, tomado bebidas alcohólicas o fumando un sinfín de cigarrillos. Es cierto, se denominaría adicción si esa misma persona consumiera algunas de estas sustancias diariamente o dependiera su vida de estas; sin embargo durante estos tiempos no nos hemos dado cuenta que cada uno de nosotros depende de algo para vivir; si una persona esta despierta día y noche frente a la televisión, ¿no pensaríamos que es adicta?; si cada mañana al despertar requerimos de una taza de café para animarnos o mantenernos despiertos durante el trajín del día, ¿no está ahí la cafeína? esa sustancia ajena a nuestro sistema que estimula de cierta manera el cerebro.

Las drogas, no son otra cosa que sustancias cuyo consumo puede producir dependencia, estimulación o depresión del sistema nervioso central, o que dan como resultado un trastorno en la función del juicio, del comportamiento o del ánimo de una persona, alterando así el organismo y su acción psíquica, que ejerce sobre la conducta, la percepción y la conciencia de los individuos.

Sin embargo una droga, también, puede ser una acción como los típicos sujetos adictos al trabajo que pierden un sinfín de oportunidades por ocuparse horas tras horas con la esperanza de olvidar sus problemas; o también puede estar presente en un objeto, si una tarde salimos de casa y caminando por la calle; vemos a un joven pegado a su celular y un día desapareciera de sus manos, no sentiría ese joven que le robaron una parte de su vida dado que ese aparato le sirve para comunicarse, chatear y estar en contacto con el mundo.

A pesar de ser conscientes de las consecuencias que traen las adicciones en nuestras vidas, y mucho peor a nuestra salud; dañando el corazón, la sangre, el sistema respiratorio, nervioso y en la mayoría de casos el cerebro, ese órgano muy importante que controla todas las acciones. Si al consumir esas sustancias o se dependiera de estas; muchos cometerían errores, alterándose, dañándose así mismas o a sus seres queridos. Entonces fomentemos una cultura a la no adicción.