Por: Elvio Sivincha.
La adicción a los video juegos cada vez se incrementa en jóvenes entre 13 y 25 años, sin que los padres tengan conciencia de ello. Porque ante los síntomas de adicción a los juegos y apuestas; esta la cortina de ser el ganador.
Algunos estudiantes de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco, no están ajenos a esta realidad, por la existencia de al menos 20 centros de video juegos, como: El Che, Mundialistas, Robert, entre otros; ubicadas al frente a la UNSAAC; a diario se encuentran alumnos, de la mencionada casa de estudios, que llenan estos locales.
Los jóvenes ludópatas suelen proceder de familias con escasos niveles de comunicación, en la que siempre hay un claro desequilibrio entre los roles educativos del padre y la madre: ellas suelen ser permisivas, mientras que los padres tienden a tener un carácter más autoritario. Por diversos motivos estos jóvenes se sienten excluidos de la familia y sienten que no son queridos.
El psicólogo, Luis Venegas comenta: “Es difícil detectar al principio a un jugador patológico ya que la perdida de control no es visible desde el exterior y como en otros trastornos adictivos, la negación de la enfermedad es un aspecto común. Los jugadores no suelen estar motivados para pedir tratamiento y cuando lo hace es, en muchas ocasiones, por problemas derivados del juego (depresión, alcoholismo) por depresión familiar o académica”
Los juegos más solicitados en estos últimos meses, son: Winnig Eleven, Pes 2011 y Resident, en el Play Station 2 y 3; Dota en juegos de red, a tal extremo de quedarse toda una noche, otros en horas de clase, sin importar el tiempo.
“Quedarse toda la noche es interesante porque estas con tus patas y jugar Dota en equipo divierte, al fin de cuentas no pierdes el tiempo de día, además la noche se pasa rápido, cuando te das cuenta ya amaneció en un abrir y cerrar ojos” explica- un alumno de la universidad, que prefirió quedar en el anonimato.
Si un joven se expone a los video juegos por más de dos horas, dejando sus actividades, y olvidando los problemas; el padre y también los educadores deben preocuparse y no solo juzgar, cualquiera puede caer en este vicio.
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