LA CÁMARA QUE SE FUE, SIN HABER SIDO MÍA

Por: Eva Quirita Sulla.

FUENTE: http://elcomercio.pe/peru

Quien no recuerda las cámaras a rollo, tan famosas por los años 90´s. Una tarde de esas cuando el sol está en su máximo esplendor,  Iba caminando con mis padres por el Molino, en el distrito de Santiago de nuestra ciudad, aquel centro comercial con aire a supermercado donde encuentras de todo, caminaba por uno de los pasadizos cuando de pronto llamo mi atención una cámara fotográfica hermosa, una de esas cosas que quieres tener y no importa lo que hagas con tal de tenerla. En eso le dije a mi mamá que si podía comprármela, con un tono súplica: “cómpramela”, Pero mi mamá me dijo NO, aun eres muy niña para tener una. Dentro de mí decía ¡cómo no soy grande para poder comprarme la cámara yo misma! Como todo niño caprichoso no acostumbrado a que le digan que no; empecé a hacer un berrinche de esos  en los que los padres no tienen otra opción más que decir: sí pera dejar de llorar.

Qué feliz me sentía con mi cámara nueva, la colgué en mi cuello  para que todos vieran que tenía una. De pronto se me acerca un niño como de unos 12  años, estaba mal vestido llevaba una bolsa de dulces que parecía vender, tenía una mirada melancólica de amargura y tristeza no puedo negar que me dio miedo, en una mano yo llevaba un paquete de galletas y acerque y me acerque para dárselas pero sin mediar palabra el niño cogió mi cámara con ambas manos y empezó a tirar de ella, impresionada por lo que estaba pasando no atine más que a jalar mi cámara para evitar que me la quite, no podía gritar, ni siquiera llorar y eso que mi mama se encontraba a tan solo unos metros. Era tanta la fuerza del niño que yo a mis 8 años no podía oponer resistencia, en eso la cinta que sostenía mi cámara se rompió y el niño sin perder tiempo empezó a correr y desapareció entre la gente. Aun impresionada por lo que había pasado seguía  parada en medio del pasadizo, fueron apenas unos segundo que parecían horas en las que perdí mi cámara, aquella cámara que tanto había querido, la felicidad de tenerla no me duro mucho se fue junto con aquel niño!

Pensar que aquello años ya habían niños en las calles que por causa de la pobreza se dedican a la delincuencia y que en la actualidad esos niños son avezados delincuentes que con el correr del tiempo en vez de ser el FUTURO del país son considerados  una “lacra” para la sociedad.