La muerte es nueva vida

Por: Alfredo Herrera Flores

En el mundo andino la muerte no es concebida como el final de la vida, sino como un estado de latencia, hasta que el tiempo y la memoria hacen su parte. Lo que en un momento fue vivo de una manera pasa a serlo de otra. Lo que fue cuerpo pasa a ser semilla. Es la concepción circular del tiempo andino, nada es lineal ni se detiene, todo vuelve a ser y a renacer. En los idiomas quechua y aymara, mallqui y mallku, respectivamente, significan en castellano momia o antepasado, y primer brote de los árboles; es decir, significan vida pasada y renacer. La experiencia que hemos tenido con los estudiantes del curso de periodismo digital, y que en parte se ha manifestado en este blog, ha llegado a un punto como el de la muerte. No es el final, es solo un estado de latencia, pues ha terminado una etapa y empezará otra, cuando los nuevos alumnos asuman la responsabilidad de la página, cuando renazca. En esta breve vida que ha sido la etapa del semestre académico, además de estudiar, analizar y proponer el ejercicio periodístico a través de la nueva tecnología, se ha logrado compartir experiencias de vida que, probablemente, son más aleccionadoras que la práctica académica. Con sus buenas y sus malas, sus logros y fracasos, sus marchas y contramarchas, presencias y ausencias, el curso ha alcanzado sus metas básicas y se ha enriquecido con el aporte del pensamiento fresco de sus integrantes, los que han terminado formado un grupo unido, solidario y consecuente. La muerte ha rondado por los pasillos de la facultad, pero la hemos enfrentado, hemos comprendido que su presencia es natural y nos ha hecho madurar como personas, nos ha puesto a prueba, no solo espiritualmente, sino profesionalmente. Y aquí estamos, llegando al límite que el tiempo nos impone, pero renovados en conocimiento y madurez intelectual, con la seguridad de estar mejor preparados para enfrentar una profesión que necesita de personas con el temple bien dispuesto para esquivar la corrupción, la mediocridad, la mezquindad y la estupidez. Gracias a estos jóvenes que en esta edición dan la cara ante el final, y muestran lo mejor de sus miradas y sonrisas esperanzadoras, las que el país y nuestra sociedad necesita.