"Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube, las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”. Gabriel García Márquez.

Nahary Sofía Cáceres Estrada

A menudo pensamos que con  el recorrer de los años nuestra vitalidad decrece, muchos sueños se ven frustrados, además de sentir angustia por aquel paso definitivo a no volver a soñar o planear.

De ésta forma creemos enfrentarnos a la culminación de sueños y metas, y con ello al fin de nuestra existencia.

Si bien, son muchos los cambios experimentados a lo largo de la vida, ésta se torna apasionante al recordar lo mucho que hicimos en ella.

Encontramos así la oportunidad de hablar con firmeza de una madurez  y estabilidad que nos recuerda los diversos momentos de alegría o tristeza que vivimos para llegar finalmente a decir que tenemos una visión solida de la realidad, tornándose así en la más apasionante de todas las travesíasa través de los distintos estados que en algunas veces nos harán experimentar subidas y  algunas otras caídas.

Con ello aludimos  a lo señalado por el escritor colombiano Gabriel García Márquez, la vida es una gran montaña, a lo largo de la misma encontraremos una serie de obstáculos que se consolidaran en su momento en fortalezas que nos harán experimentar momentos maravillosos, brindándonos además la sabiduría necesaria de haber experimentado vivir.

Con ello la experiencia de nuestros años determinará la libertad de una mirada sincera y clara, sin prejuicios ni temores.

El envejecer entonces cobrara un nuevo sentido no como la culminación del ser sino como la consolidación de la misma.