PONCHO, CHULLO, OJOTAS: SÍMBOLOS DE DISCRIMINACIÓN

En el Tawantinsuyo o Imperio de los Inkas  sus gobernantes hicieron  de él, un estado modelo, eminentemente culto, con instituciones políticas, sociales y económicas del más alto nivel; a la vez fue también magnifico, el desarrollo de las ciencias, las artes y la agricultura, todo ello logrado a base de una gran moral y espiritualidad; son estas  las razones por las cuales el  historiador inglés, Arnold Toynbee  afirma que nos encontramos dentro de las 21 más grandes civilizaciones que florecieron en el mundo desde hace 6,000 años, las cuales han sobrevivido solo 5.

Pero desde  la invasión y destrucción de la sociedad Inca  por parte de los españoles hasta el día de  hoy  se puede observar que  la clase campesina  a pesar de ser legítimos herederos de los gobernantes  y pobladores de la gran Nación continental del Tawantinsuyo, son  víctimas de las peores  injusticias, marginaciones y discriminaciones; un claro ejemplo se puede observar en una de las Páginas del  libro “Brevísima Relación de la Destrucción” de las Indias, 1532, en el cual el  Padre Fray Bartolomé de las Casas dice: “Entraban los españoles en los poblados y no dejaban niños ni viejos, ni mujeres preñadas que no desbarrigaran e hicieran pedazos, hacían apuestas sobre quien de una acuchillada abría un indio por medio o le cortaba la cabeza de un tajo. Arrancaban a las criaturitas del pecho de sus madres y las lanzaban contra las piedras; a los hombres les cortaban las manos; a otros los amarraban con paja seca y los quemaban vivos y les clavaban una estaca en la boca para que no se oyeran los gritos. Y para mantener a los perros amaestrados en matar  traían muchos indios en cadenas, los mordían y los destrozaban; tenían carnicería pública de carne humana… yo soy testigo de todo esto y de otras maneras de crueldad nunca vistas  ni oídas”.

Basta con saber todo esto para no sentir orgullo  de los que supuestamente nos trajeron la civilización;  las personas que no saben acerca de su historia no tienen identidad cultural y van discriminando a la gente de zonas rurales sintiéndose  superiores.

Carmen Rosa Arias Carazas