miércoles

Cultura - CEREMONIA INOLVIDABLE

Las primeras veces tienen una magia especial. Y es eso "magia", lo que sentí cuando tuve la suerte de asistir a un Pago a la Tierra por vez primera, en el mítico recinto inca del Qoricancha. Una noche de cada mes, durante su primera semana, en la misma explanada un grupo de personas, entre ellas muchos desconocidos(como yo que llegué ahí por casualidad), se reúnen para realizar una ceremonia que tiene un origen ancestral, que se remonta a la época de los incas.
Difícilmente alguien puede explicar qué sucede en un Pago a la Tierra sin cometer el error de describir lo meramente físico y obvio, cuando lo más valioso es el significado que encierra y lo que le produce a uno en el corazón. Porque lo que sucede, es una experiencia que por la naturaleza del ritual, es religiosa aún para quienes nos consideramos muy respetuosos, pero no necesariamente creyentes.

Un pago es una forma de agradecer a la Madre Tierra, la Pachamama, por los favores dados. Esta ceremonia también recibe nombres como "haywarisqa", "pagapu" o "alcanzo". Durante el pago se le entrega a la Pachamama una ofrenda, también llamada "despacho" que suele contener sebo, maíz, maní, lana, coca, quinua, galletas, caramelos, figuras humanas hechas en plomo, entre otras cosas. A menudo se lleva a cabo de día, pero se cree que la hora ideal para llevarla a cabo, es a partir de la caída del Sol.
Como ya mencioné, explicar esta ceremonia es muy complicado; sin embargo, puedo dar fe de que ésta ha sido una experiencia única. No sólo escuchar las plegarias y agradecimientos en un quechua hermoso como un cántico, sino también disfrutar de la fiesta visual que se ofrece a la vista: es una obra de arte en forma y color, adornada por los mantos, los trajes y las llamas bailarinas del fuego. Por si esto no fuera de por sí un regalo, sin pedir nada a cambio y con una amabilidad increíble, los oferentes invitaron a participar del pago a todas aquellas personas que estábamos presenciando la ceremonia con gran sobrecogimiento e intentando, personalmente a pesar de mi total ignorancia, mostrar el máximo respeto posible.
En primer lugar dieron a las manos de cada uno de los presentes, un chorro de agua florida bastante aromática, para limpiarnos de las malas energías y prepararnos para participar en el resto de la ceremonia. Es probable que para una persona que no crea en la energía que fluye entre nosotros, las malas energías no pasen de ser un cuento, pero para quienes creemos en ellas, tener la oportunidad de drenarlas de nuestro cuerpo. Es un alivio.
Luego de una plegaria cada uno recibió un "quintu". Para quienes desconocen tanto como quien escribe, se trata de un montoncito primorosamente preparado: cuatro hojitas perfectas de coca y una flor de kantu unidas con una bolita de sebo animal. Este "quintu", representa el regalo de la tierra que muestra su desprendimiento concediéndole la oportunidad a quienes le dan la ofrenda de pedir cuatro favores: uno por cada hojita.
Una hojita: un regalo, un deseo. ¿No es eso lo que todos esperamos cuando rezamos: un favor, de Dios, de Jesús, de la Virgen, de un Santo?. Pues si, y yo estaba allí con mis cuatro hojitas en la mano y los muchos deseos que esperaba pedir circulándome por la cabeza. Un escalofrío me recorría el cuerpo, no sólo por lo gélido de la noche, sino también por la ilusión que me hacía poder confiar mis deseos a la Pachamama. A la misma en la que tanta gente confía ciegamente.
Un fila ordenada frente a cada uno de los maestros pagadores que dirigen el pago, es la forma que toma el pedido de los deseos. Para quienes no han estado antes en la fila, éste es el momento indicado para observar discretamente qué es lo que se debe hacer. Es muy simple: acercarse en silencio al pagador, decirle tu nombre y entregarle tu "quintu" mientras pides a la tierra los favores que esperas que te conceda. Luego, atraer hacia ti el humo de la fogatita frente a la cual se realiza el pedido. Probablemente en ese momento estaba tan nerviosa, que me preocupé mucho más por no cometer ningún error y no interrumpir la ceremonia, pero luego el ambiente prestado por la noche, el fuego y el silencio, me dieron la fe necesaria para orar en silencio por mi familia y por mí.
Me contaron que la Tierra es tan generosa, que se puede inclusive pedir varias veces, con varios "quintus". La tierra no niega favores, no niega bienes ni ayuda a quienes con fe se lo piden. Aunque por ser la primera vez como ya mencioné, no quise ser una mala invitada, y me limité a reflexionar en silencio.
Para culminar, los pagadores hacen una oración mientras todos permanecen en silencio y luego se comparte de manera fraterna, puñados de cancha, mote y queso. Una pequeña comida que me hizo sentir parte de una familia, de un grupo de amigos y quizás no éramos tan diferentes unos de otros: todos con problemas, todos aferrándonos a la fe de que algo más grande que nosotros existe y nos protege, todos esperando que algo se solucione, alguien se cure, algo salga bien.
Los pagadores comparten con todos los asistentes la bendición de la tierra, representada en el humo y los pétalos de flores blancos que hechan sobre la cabeza de cada persona. Con un abrazo amable, que representa buenos deseos aún para quienes ni se conocen, culmina la ceremonia para los invitados. Ese abrazo me unió de cierto modo a quienes estaban a mi lado. Desconocidos totalmente, pero compañeros en un momento de fe, de algo tan grandioso como la fe.
El verdadero fin, de la ceremonia llega cuando a la media noche, los pagadores queman la ofrenda para que la Pachamama la reciba.
Mientras me retiraba de la ceremonia, inmensamente agradecida por todo lo recibido, que cómo se darán cuenta no fue poco y sólo pude corresponderlo con un "añay" (gracias) a media voz quienes estaban cerca de mí, pensaba en el amor y respeto que le profesaban los incas a la Tierra y la comparé con lo que se le hace hoy en día. Las palabras sobran , la reflexión es de cada uno.
Por: Stephanie Marissell Manrique Loayza

1 comentario:

  1. Muyyy chevere!!! en este tipo de ceremonias siempre existe esa magia, ese toke mistiko, y debemos tener el respeto necesario, ademas ke son tradiciones ke vienen de nuestros antepasados los Incas.
    Saludos!!!
    esta bueniiiiisimo el blog
    Atte. Claudia L. Eduardo P.

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