Cultura - EL BÁCULO: MUSEO DE ARTE PRECOLOMBINO

Partí de la plaza mayor del Cusco. Caminando unos 500 metros cuesta arriba, cruzando calles estrechas un poco agitado, llego a la plaza de las Nazarenas, lugar silencioso y tranquilo. Me siento en una de las bancas y, frente a mí, se encuentra el primer Museo de Arte Precolombino de la Ciudad del Cusco. 

No sé qué es lo que me espera. Me animo a entrar. Cruzando el dintel, hay una cinta de color rojo pegado en el piso que me conducirá al interior del museo, que me recibe con un patio hermoso. Al centro de éste se encuentra una pileta clásica de piedra. Siguiendo la cinta, ingreso a la primera sala del museo.

Observo cerámicas, así como esculturas de arcilla, madera y piedra de la cultura Mochica. Recorriendo sin ningún apuro, vuelvo al patio. 

Veo que ya salió el sol de entre las nubes. Continúo el recorrido y entro en la sala de madera de la cultura Mochica. Sorprendido y muy admirado, contemplo el báculo que esta frente a mí. Me imagino que en tiempos inmemoriales fue símbolo de poder, al cual se tuvieron que arrodillar y rendir tributo. Labrado en madera, tiene aproximadamente unos dos metros. ¿Quién habrá sido el que lo hizo con tanta finura y perfección? Este báculo se esculpió durante el apogeo de la cultura Mochica en el año de 1800. DC; y está rodeado de magníficas esculturas en madera y representaciones humanas.

Muy entusiasmado, subo apresurado cada peldaño de las gradas que me conducen al segundo nivel del Museo de Arte Precolombino. 

Apenas doy el primer paso en la sala de la cultura Nazca, veo cerámicas esculpidas en piedras y cántaros de arcilla. Estas contienen pinturas que narran la vida cotidiana de los antiguos hombres de Nazca. Continúan la salas de la cultura Wari y Chimú. Es impresionante las manifestaciones de estas culturas pre incas. En las galerías se aprecian utensilios en oro y plata, cerámicas labradas en piedras extraídas de las profundidades del mar, trajes incrustados con metales y piedras preciosas. 

Posteriormente, se encuentra la sala del Imperio Incaico. En ella también se aprecia manifestaciones de toda clase: cucharas, prendedores, vasos labrados de oro y plata, queros de madera, los que servían en rituales. La cinta me conduce nuevamente al primer nivel del museo. Ya en sala de las Conchas Marinas, aún no dejo de sorprenderme. Observo con calma y mucha paciencia los collares elaborados con conchas marinas por la cultura Chimú. Entro en la última sala de Plata y Oro. Mis ojos no habían visto hasta entonces sorprendentes brazaletes, platos, adornos, orejeras y pequeñas coronas labradas en oro y plata. No imagino con qué instrumentos y cómo lograron elaborarlas. No logro describirlas tal como son. Es usted quien debe apreciar el arte de estas culturas. ¡Visítelas!, que el museo tiene las puertas abiertas.

Por Hemerson Silva Berrio