LA ESPERA DE NUNCA ACABAR

Por: Kenia Santos Pilares

“Una espera que desespera”, es la frase de nunca acabar, cuando uno se vuelve parte de esa interminable fila de aquellos que buscan realizar un trámite documentario de cualquier índole, como puede ser certificado de estudios, homologación de asignaturas, bachillerato y el soñado título profesional.

Estudiantes formando fila para hacer fedatar sus documentos.

No me queda más que apoyar esta afirmación, ya que como cualquier estudiante he tenido que pasar por  estos momentos y como dice el titulo de mi informe, una espera de nunca acabar, es estresante estar en una cola con gente que al igual que tú espera ser atendida, y si es extensa puede causarnos más de una molestia, sobre todo si vemos que no avanza debido a la falta de algún requisito; pero nada es más incómodo que llegar hasta la ventanilla de atención para que te diga: te falta un documento, debes regresar con todos los requisitos para que te pueda atender. Y si no te informaste previamente, puedes estar haciendo la cola incorrecta.

Es allí cuando el ajetreo  se incrementa , nos envían de oficina en oficina y muchas veces no resuelven tu problema, y terminas escuchando como “Nosotros no podemos resolver  eso, vaya a la oficina B” y en la oficina B nos responden: “Nosotros tampoco nos encargamos de eso, tiene que ir a la oficina C”, después de un buen rato se vuelve algo frustrante, y finalmente decides informarte por alguien como tú; es decir, por uno que realmente pasó por todo esto, y así empiezas todo el proceso, comprando  una solicitud valorada para dar a conocer tu pedido, y por si fuera poco, esperar que los fedatarios se encuentren para aprobar la autenticidad del documento, a esto se suma la lentitud y la espera de que el  tramite se efectúe.

De esta forma te acercas a la ventanilla de Tramite Documentario, después de todo ese transcurso y de largas horas, creemos que por fin todo el papeleo terminará; pero nos encontramos con un agrio momento, la mala atención. Quizás sea que el estrés de atender a diario a varias personas termina cambiar de ánimo a los señores administrativos, reaccionando agresivamente frente a alguna pregunta, esa pregunta que muchos nos hacemos ¿Cuanto tardara? ¿Para cuándo estará todo listo?, la desazón del momento, simplemente la burocracia.