martes

Hijos híbridos del Nevado

El legendario personaje de los nevados que se hace notar durante la peregrinación al señor de Qoyllorrit’i; connota cualidades semi-humanas, son capaces de ascender al glaciar, vencer a los “condenados”  y extraer el hielo sagrado.

Son intermediarios entre los hombres y los espíritus de las montañas o apus; es más que evidente que todo ello lo realizan gracias a las bondades heredadas de su padre oso; de acuerdo a la leyenda que explica su origen; de hecho, en el vocablo quechua la palabra ukuku aduce al nombre de un oso.

El traje de los ukukus o pablitos tiene una cualidad zoomorfa imitando la piel del osos de los andes. La túnica larga que cubre todo su cuerpo o “unku”, como ellos lo llaman, está hecha por lo general  de lana negra con grandes flecos, adornada con una cruz roja o blanca en el pecho y campanitas a la altura de la cintura, la máscara o “waqollo” que cubre la totalidad de la cabeza, es tejida a mano la que tiene generalmente unos círculos en torno a los ojos, como los del oso sudamericano. Y en efecto llevan un trozo de cuero con lana sobre el hombro, una pañoleta de seda de colores.

Para evitar el desorden e imponer su autoridad sobre aquellas personas que realizan comportamientos inadecuados durante la peregrinación, se pasean con un silbato y un látigo fuerte, que no dudan en utilizar contra aquellos que llegaran a desobedecerle. Antiguamente, en lugar de colgarse al cuello un silbato utilizaban pequeños porongos de calabaza o conchas marinas, pendiendo sobre el pecho, a modo de instrumento musical.

Otro elemento característico en el disfraz de los ukukus, es el pequeño o mediano muñeco que cargan consigo o lo llevan atado al traje, que tiene las mismas características de él, vestido como él, y que constituye como un doble miniaturizado suyo. En nombre del pequeño doblete o “guaguacha”, como lo nombran ellos, hacen requerimientos a los peregrinos, los cuales no pueden mostrarse indiferentes ni negarse a dichas peticiones.

Los ukukus son concebidos enteramente diferentes de los danzarines osuchas  del altiplano, los que visten un disfraz de colores claros y una máscara que oculta toda la cabeza. Por sus actitudes ritualizadas como el empleo de la voz falsete, los ukukus han sido vinculados simbólicamente con el relincho de los rebaños de alpacas de la región puneña.

Cuentan  que “para ser ukuku, hay que ser fuerte, sano y no tener miedo a la muerte”. Es por ésta razón que se han convertido en una especie de ídolo, por su valentía, picardía, fuerza y por enfrentarse a fieros oponentes, batallas en las cuales obtiene muchas veces la victoria.

Challco Turpo Boris Fermín

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