“Inclusión”, fue quizás la palabra mágica que
a lo largo de la campaña electoral de Ollanta Humala resonó a viva voz,
latiendo a mil por hora en los corazones de los
peruanos que hasta hoy, se han
visto simplemente ignorados por promesas utópicas u olvidadas.
Muchos fueron los gobiernos
y muchas las promesas, en nombre de un cambio, que los favorecería dejando de
lado el centralismo y monopolio ejercido desde muchos años atrás.
Es así que a partir de las
últimas elecciones presidenciales, se dio como ganador al comandante Ollanta
Humala Tasso, y con él rebrotaron aquellas ilusiones que posiblemente se veían
perdidas.
Aquellas personas que por años
padecieron la ausencia de una vida digna, depositaron una vez más sus
esperanzas, en quien a lo largo de la campaña electoral prometió darles el
respaldo, garantizando oportunidades para todos, justicia y equidad, basada en
una serie de reformas para lograr desarrollo, pero un desarrollo conjunto, el
que implicaría la satisfacción de no sólo un sector de la población.
En los casi cinco meses del
gobierno nacionalista, se ha visto el respaldo de un sector de la población al
garantizar democracia y en cierto modo continuismo con la economía, pero por
otro lado surgieron opiniones de desconcierto, que han
generado la suspicacia de más de uno, al percibir que los ideales y parámetros
de lucha izquierdista se han inclinado a grupos económicos que desconocen la
realidad de las zonas más vulnerables.
Con todo esto, muchos
afirman que ahora tenemos un gobierno de tendencia izquierdista, pero, con los
principios del neoliberalismo como modelo económico, quedando muchas promesas
como simples intenciones.
A partir de ello, y a pesar
de estar en los primeros cinco meses de gobierno, se han dado las primeras
muestras de disconformidad evidenciadas en una serie de conflictos sociales, de
aquellos que en momento constituyeron los principales grupos de respaldo al
actual gobierno, sobre todo de las región andina y amazónica que desde siempre
han sido marginados.
Las primeras muestras de desconfianza se hicieron
evidentes en la ausencia de la rebaja en el precio del balón de gas,
posteriormente el alza del costo de vida y los problemas mineros, fueron
detonantes en contra del gobierno, los problemas de corrupción en el congreso,
participaciones poco transparentes como la de su hermano Alexis Humala,
generaron inestabilidad.
Frente a todo ello, hoy es
notoria la necesidad de desarrollar nuevos y mejores planes para generar un
desarrollo sostenido en base a la educación y la descentralización.
Nahary
Sofía Cáceres Estrada