A meses de haber iniciado el
gobierno nacionalista en el Perú, las promesas e ilusiones quedan en la memoria
del pueblo peruano, en el recuerdo de esta inmensa masa, que creyó firmemente
en las nuevas políticas del nuevo gabinete que no hace más que imitar a los
anteriores y hacer lo que hace todo partido político nuevo, desilusionar al
pueblo peruano.
No es que
las personas estén pendientes de las promesas que hace nuestro gobernante,
porque los peruanos no son grandes
receptores de información; sino que el
peruano actualmente vive con una calidad de vida diferente y quizá peor que las
demás, haciendo que el ritmo de vida se acelere y sea más agitante y con menos remuneración,
ocasionando un caos en los hogares peruanos, con más hambre y miseria.
Todo esto
conlleva a presionar a un partido político, que ofreció un costo de vida al
alcance de nuestros bolsillos, modificando
el incremento en nuestros hogares para mantener un equilibrio adecuado en
nuestras necesidades.
En campaña, algunas de las promesas del electo
presidente, fue mantener el crecimiento económico con inclusión
social, mejorar la distribución de riqueza y sobre todo nos ofreció estabilidad de precios en el mercado, cosa
que no se percibe en la realidad actual;
y es que no sólo se trata de hacer promesas, sino de cumplirlas. Sin
embargo es aún prematuro sacar algunas conclusiones, pero, por los días que le
resta a éste gobierno, será mejor cumplir con la agenda prometida, y mejorar
algunos de los proyectos ya iniciados, de lo contrario ocasionará caos en el
pueblo peruano y lo que es peor marchas de protesta en afán de perseguir el cumplimiento
de las promesas.
Katia
Auccahuallpa Luque