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Opinión - ¿HASTA CUÁNDO?

El concepto que muchas personas (incluyéndome) tienen acerca del ejército o la policía de nuestro país es de respeto y defensa a la patria. Una formación en rectitud y disciplina necesarias, las cuales nada tienen que ver con maltratos, vejaciones y denigración a la persona no sólo de superiores, sino también de compañeros que abusan por su “antigüedad” para cometer tales actos.

La noticia que la semana pasada remeció nuestro país y fue portada en diarios e informativos radiales, acerca de la violación sexual de un soldado por sus compañeros, una vez más puso en el tapete una serie de escándalos y denuncias acerca de los maltratos que reciben los reclutas durante su formación en la policía o las fuerzas armadas. Lo cierto, como mencioné en líneas anteriores, es que esa formación debe basarse en la disciplina y rectitud, pero jamás en el abuso y atropello de los derechos de uno.



Tras este hecho, las investigaciones que se están realizando respecto al caso indican que no existió tal violación. El joven que aduce haber sido víctima de sus compañeros ha señalado que tanto él como su familia reciben amenazas, e inclusive sospecha que los exámenes médicos que se le hicieron fueron manipulados para minimizar el hecho.

La víctima tomó la decisión idónea al denunciar el hecho, que muchas veces otros deciden callar por vergüenza y miedo, prefiriendo continuar con su vida como si nada hubiera pasado. Con su silencio, permiten que estos actos queden impunes y que los culpables hagan lo que mejor les parezca, basándose en la excusa más tonta que se puede escuchar de alguien: “porque a mí me lo hicieron, yo hago lo mismo y peor". 

Hemos visto con indignación e incredulidad en la televisión cómo unos soldados asesinaban a indefensos canes ¡abriéndoles las entrañas!, pasándose su sangre por toda la cara, o cómo los superiores de estos los amarran de las extremidades y, tapándoles los ojos, los someten  patadas y puñetes por doquier. Estos actos de ninguna manera pueden ser entendidos como formación.

Es cierto que el trato que se les debe dar a los que pertenecen tanto a la policía y al ejército debe ser estricto y disciplinado, pero si analizamos estos hechos que cada cierto tiempo salen a la luz, podemos darnos cuenta que éste no es el camino correcto y, por el contrario, se está formando personas agresivas y violentas que en un momento de ira pueden cometer un crimen. Muchas veces se ha criticado estos hechos, pero muy poco o nada ha cambiado y es muy posible que en un futuro no muy lejano otra denuncia se dé a conocer y todo quede cómo ahora, en nada.

Por Jonathan J. Carlos Clemente

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