Por: Elio Condorhuaman Challco.
Hoy conversando con mis hermanos, comentábamos como fue nuestra infancia, nos reíamos al recordar toda clase de juegos que hacíamos con tal de distraernos y pasarla bien con los amigos. Recuerdo que yo cogía uno de los calcetines de mi papa para ir a jugar a la “mata chola”, ese juego que nos divertía tanto y no importaba si era de día o de noche.
Para jugar a la mata chola se tenía que amarrar con una pita larga, una media rellena de trapos y arena, a un poste de luz. El juego consistía en golpear con la mano la mata chola y darle vueltas hasta que termine de enredarse en el poste, la persona que lograba esto era el ganador. “Pitazo”, “seco”, “doble” eran los términos más utilizados en este juego.
También recuerdo que nos pasábamos horas y horas, tratando de ser el número uno de la “mata chola”. El poste de la tiendita de la vecina era siempre el escogido, pues había mucho espacio para poder desenvolvernos y jugar con más soltura. Jugar en ese poste tenía sus desventajas, pues siempre la mata chola se enredaba entre los cables y solo así terminaba el juego.
Es muy triste saber y ver que en la actualidad este juego tradicional ya no se practica, se ha perdido con el pasar de los tiempos y también de las generaciones. Niñas, niños y adolescentes que ahora en el siglo XXI solo se divierten entre un mundo ficticio de puras maquinas.
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