LA SOGA Y YO

Por: Lamdy Anny Quispe Ordoñez

Recuerdo  que cuando tenía 6 años, el juego que más me gustaba era el de saltar soga, así se volvía a la vida, como el balancearse en un columpio.

A pesar de mi corta edad, la vida ya había jugado peligrosos juegos conmigo,  eran pocos los meses en que me “habían incluido a la sociedad”, realmente nunca me importó porque hasta esa edad, era mi mundo y yo.

¿Cómo fue?, no lo sé…

Estaba destinada a ser una niña con pocos actos reflejos, conocido como retardo mental. Mi mamá que luchaba con mi enfermedad decidió ponerme  como alumna libre en el colegio “Las Mercedes” y allí encontré aquel motivo para volver a la vida.

Recuerdo que mis ganas de interacción con mis compañeras, eran nulas, porque no eran partícipes de mi mundo, sin embargo un día en el que estaba en el patio del colegio, de ya haberme cansado de hablar con mis amigos imaginarios, vi como una alumna de otro grado reía al saltar sobre una soga.

Me pareció interesante, porque tal vez así yo también podría reír, pronuncié  mis primeras palabras en aquel recinto escolar, y la niña aun sin entender lo que decía, alargó sus brazos hacía mi, y toqué aquel magnífico invento.

Aún sin saber caminar, me abalance a la aventura de que esto podía ser real, levanté mis pies de la tierra e hice girar la soga, una vez, mientras mi corazón se desvanecía a cada segundo.

Me balanceé nuevamente y mis piernas ya no respondían, y caí hacía el suelo. Esta vez no lloraba, el dolor era inmenso, pero la satisfacción era indescriptible.

Desde aquella vez, las tardes eran cómplices de la íntima amistad que teníamos la soga y yo. Mientras la lluvia caía, esta me alentaba a querer concebir lo que todos hacían sin esfuerzo: Caminar.

Años después descubriría este gran significado, cuando conocí a Noria, en la clínica San Juan de Dios, sus ganas de luchar eran miles, y me recordó  a mí…

La soga, sigue jugando en la oscuridad, esperando a que mi sonrisa dibujada nunca se acabe, la soga sigue bailando en el patio de mis recuerdos, sigue siendo la protagonista de los mejores pasajes de mi vida.