domingo

¿Dios cibernético?


Katia Auccahuallpa Luque
El ojo de Dios está siendo reemplazado por el ojo de la humanidad, es la frase que se repite a menudo en el mundo globalizado al pretender asumir  la tecnología como un dios cibernético capaz de hacer y ver cosas más allá de lo imaginable, nos encontramos ante nuevos desafíos, ante un sistema que de a poco nos consume y nos atrapa en un mundo mecanizado que lejos de acercarnos más a las personas, nos separa de la interacción humana propia del hombre. El sistema satelital ha sido creado para interrelacionarnos más con nuestro entorno, pero también para vigilarnos, por ejemplo los teléfonos, celulares y el internet, son herramientas que hacen estallar los límites del espacio-tiempo y permiten un monitoreo más cercano en relación a las personas que lo usan en nuestro entorno.
Así es que nos encontramos ante medios electrónicos de comunicación, que sustituyen ciertas formas de relaciones sociales. Pero, lo bonito también es feo, la revolución cibernética también trae contradicciones, por ejemplo, es tanta la información que se recibe de la radio, la televisión y el internet, pero esa información mediática disminuye la capacidad crítica del receptor lo que hace que se obstruya el diálogo, la conversación cara a cara  y  se rompen inconscientemente los vínculos comunicativos de la vida social activa.
Hay que entender que la crisis comunicacional actual, es la crisis de la globalización capitalista, es decir, de un capital financiero ligado a la revolución comunicacional que transforma costumbres, hábitos, divide sociedades y destruye vínculos familiares, y claro, si rescatamos algo bueno, es que nos transporta de un continente a otro en segundos  con sólo apretar un botón.
De esta forma, el hombre ha creado un sistema de comunicación más fácil, pero que ha generado controversias al querer superar posiciones ideológicas y sentirse todopoderoso: el que todo lo siente el que todo lo ve.