Opinión - QUIZÁS, SÓLO QUIZÁS

“De nada sirve tener medios nuevos, televisoras nuevas, si no tenemos nuevos contenidos, si seguimos copiando las formas hegemónicas. De nada sirven nuevos medios si no creemos en la necesidad de vernos con nuestros propios ojos. Porque lanzar medios nuevos para repetir el mensaje del enemigo es ser cómplice del enemigo” Aram Aharonian (Periodista uruguayo-venezolano, fundador de Telesur, director del Observatorio en Comunicación y Democracia - ULAC).

El privilegio de que podamos ahora leer este blog, es gracias precisamente a un medio nuevo: el Internet y quizás los blogs son precisamente uno de esos espacios que el nuevo medio nos ha regalado para que podamos expresarnos. Como soy una usuaria que por cierto no sabe cómo ni para qué se crearon los blogs, decidí leer algo al respecto. 

Resulta que se trata de la evolución de una especie de diarios personales en línea. Con el tiempo, el desarrollo de software genérico para blogs, como Blogger, Wordpress o LiveJournal, ha hecho posible que aún quienes no tenemos conocimientos avanzados de programación logremos crear y administrar un blog.

Estamos entonces, frente a un espacio ilimitado para comunicarnos con un público realmente gigantesco. ¿qué podría preocuparnos? Quizás la libertad pasa a ser un concepto no tan bueno en una situación en la que, aparentemente no existen reglas. Quizás, esa sea una limitación impuesta por nuestra condición de seres humanos: necesitamos las reglas, aunque sea para romperlas, pero las necesitamos, pues de otro modo se llegan a producir toda clase de faltas contra los principios morales y éticos.

Internet, como mencioné en un artículo escrito hace pocas semanas, es la libertad total. Por eso precisamente, es necesario cuestionarnos acerca de cuál es la mejor manera de actuar si decidimos crearnos un blog, cualquiera sea su fin. Por eso, durante nuestras clases de periodismo digital, hemos sido cuestionados en varias ocasiones acerca de temas de ética y servicio. ¿Qué hace este blog diferente de los demás? Es algo que consideramos que deberían preguntarse todos aquellos que quieran tener uno.

La Feria de la Información nació en un intento no sólo de palpar la realidad del periodismo digital, sino también en un afán de poner a prueba esos principios que tanto defendemos en nuestras clases de ética y deontología. La veracidad, la objetividad, el respeto, la solidaridad, el servicio y un largo etcétera.

Aun cuando para nosotros no jugaron de por medio intereses económicos, sino más bien nuestra nota en el curso, fuimos tentados por los mismos demonios que suponemos deben enfrentar otros periodistas digitales: el volverse mecánicos colgadores de información sin analizarla, el copiar artículos de otras fuentes sin reconocerlos, el escribir sin alma ni propósito, el escribir frívolamente y sin afán de servicio. No nos declaramos libres de la tentación y hasta de haber caído en ella, pero si de haber intentado hasta el final que esto no se viera reflejado en el trabajo final que les entregamos a quienes nos leen. 

Quizás las tentaciones sean mucho más fuertes cuando, siendo la información gratuita, los poderes que estén detrás de ella sean tan grandes que su única intención es el dominio ideológico, pues el dinero les interesa menos que las mentes que puedan tener de su lado. Es por ello que, aunque tengamos acceso a blogs gratuitos u otro tipo de canales libres para dar información, cada una de nuestras voces cuenta. Y mientras sigamos dependiendo de la tecnología de los Estados Unidos para acceder a este medio, quizás sigamos siendo sus títeres, títeres de poderes más grandes de lo que podemos percibir.

No sólo necesitamos nuestra propia tecnología sino también nuestras propias voces, capaces de analizar y criticar sin temores. Para eso nos estamos preparando: para actuar fuera de las aulas universitarias, con libertad de conciencias y bolsillos.

Considero que finalmente, esa es la cuestión más importante: no olvidar, que al igual que en los medios convencionales, quienes escribimos en un blog también nos debemos a un público, al que prestamos un servicio que no sirve de nada si no pensamos por nosotros mismos, libres de ataduras y deudas de cualquier tipo. 

La Feria es eso: nuestro intento mejor de servir y comunicar con libertad. Ojalá y unos años más tarde, ninguna de nuestras conciencias sea "propiedad" de algún bolsillo acaudalado ni ninguna de nuestras mentes sea "anexo" de un poder mayor.

Por Stephanie Marissell Manrique Loayza