El iniciar un nuevo
año, para muchos, es sinónimo de cambio de vida, de renovación, proposición de
nuevos objetivos o replanteo de los mismos, en fin, una nueva oportunidad para
cumplir con aquello que no se pudo realizar en los años anteriores.
Por ello es muy
usual ver que el treinta y uno de diciembre, faltando tan sólo algunas horas,
muchas personas optan por diversas cábalas, con la convicción de que a partir
del desarrollo de las mismas, su vida dará el cambio esperado.
Vueltas y vueltas a
la manzana con una maleta, en símbolo de un viaje anhelado y que mejor si se
cuenta con boleto internacional incluido, sin importar que no tengas ni un
céntimo para efectuarlo.
Doce uvas, doce
deseos, dando brinquitos debajo de la mesa, comiéndolas lo más pronto que puedas,
golpeando tu cabeza las doce veces, es probable que sólo consigas atorarte. Tal
vez algo inusual, es el lanzar doce moneditas a la fuente, cerrando los ojos e
invocando el anhelo de tu corazón, pero cerciórate de no cerrarlos tanto, no
falta alguno que baya cogiendo las monedas mientras tú las lanzas.
Los baños de ruda y
todo menjunje habidos y por haber, lo posible es que obtengas una nueva
fragancia con la que consigas que más de uno se derrita ante ti y caiga a tus
pies, incluido el zorrillo.
El usar o vestir con
un color específico de prenda de acuerdo a los significados y propósitos que
quieras cumplir, tal vez para muchos los más importantes sean el rojo, verde y
amarillo, el amor, dinero, la felicidad, y claro la esperanza que se termina
cuando la chica(o) de la esquina te dice que no, pese a haberte visto con una
billetera repleta de billetes y acompañado de lentejitas y un imán, asegurando
que este nuevo año tendrás mucho dinero, a pesar que tu día empiece a las diez
de la mañana y termine a la una de la tarde; pues tienes que reponer las cuatro
horas perdidas en comer para dormir.
Estas son algunas de
nuestras famosas cábalas, un treinta y uno de diciembre, ciertas o falsas, yo
no lo sé, bueno, al menos no funcionó conmigo, pero de lo que sí estoy segura,
es que sin esfuerzo y sin perseverancia, ninguno de nosotros logrará un cambio
de vida. Una cábala no asegura absolutamente nada, puede que resulte
humorístico, pero para nada confiable.
Si en verdad
deseamos mejorar nuestra situación en el ámbito que sea, lo primero es la
confianza en Dios, en su palabra, en el esfuerzo y dedicación que cada uno
dedique a las actividades o acciones que se proponga.
El éxito no depende
de simples y mercantilistas acciones, sino de dedicación, así que no depende de
llevar un elefantito en el bolsillo derecho o de hacer todo lo que anhelas el
primer día del año para que lo ejecutes durante todo el año, pues cada día es
una nueva página a escribir.
CÁCERES ESTRADA NAHARY SOFÍA