El año nuevo es lo
que muchas personas esperan con ansias, debido a que se cree que un nuevo año,
es un nuevo comienzo, en el cual se toma impulso para alcanzar objetivos y
metas, también significa que uno va madurando tanto en el sentido físico como
psicológico, debido a que a medida que el tiempo pasa se aprenden nuevas
experiencias y lo más importante, estos años nos ayudan a valorar y aprender a
levantarnos cuando tropezamos con aquellas enormes o pequeñas piedras que se
nos presentan en el camino de la vida; además
aprendemos de los errores cometidos debido a que éstos nos ayudarán en el
futuro y nos harán más fuertes.
Año nuevo no
significa sólo diversión, salir a bailar o a beber como muchos lo hacen, año nuevo significa compartir momentos
hermosos y especiales para decir un “te quiero” o un “te amo” a los seres que
más nos importan y a los que queremos, porque no sabemos cuando ellos se
marcharán de nuestro lado y de repente sin darnos cuenta sea demasiado tarde y luego nos arrepintamos de no haberlo
hecho o dicho en su debido momento.
Muchos al recibir el
nuevo año, al comer las doce uvas, pedimos deseos a Dios y en la mayoría se
tratan de deseos como: trabajo, realización personal, salud y cosas materiales
como dinero, pero dentro de esos deseos nos olvidamos de pedir por aquellas personas que más lo necesitan,
nos olvidamos de pedir ser mejores personas cada día y ¿por qué pasa esto? es
porque nos convertimos en personas más individualistas y egoístas, pero pienso
que esto puede cambiar, sólo
demostremos que en verdad aquellos años a lo largo de nuestras vidas no
fueron en vano, sino que aprendimos algo nuevo de ellos especialmente el pensar
en los demás.
CARMEN ROSA ARIAS CARAZAS